Monday, May 14, 2018

Bienvenidos! Mi nombre es Alondra M. Vélez Laracuente actualmente estudiante de la Universidad Interamericana de Puerto Rico y hoy voy hablarles un poco sobre el arte puertorriqueña antes y ahora.

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El Arte puertorriqueña antes y ahora

Rodolfo J. Lugo-Ferrer en “PANORAMA HISTORICO DE LAS ARTES PLASTICAS EN PUERTO RICO” define arte como el reflejo de la sociedad en la cual se manifiesta. Es la representación artística de fundamentos sociales, culturales, económicos, religiosos, raciales y políticos. Los artistas no son entes aislados de esas experiencias, ni de los hechos históricos del determinado periodo de vida que les ha tocado vivir, son parte integrante de la colectividad histórica. El arte es un concepto universal con el que podemos diferenciar culturas, pensamientos, métodos de expresión, entre otros. Para mí el arte es toda forma de expresión de carácter creativo que puede tener un ser humano. Por este medio toda persona tiene la capacidad para representar sus sentimientos, emociones y percepciones acerca de sus vivencias y su creatividad.  La música, la danza, la fotografía, la poesía y acto de cantar son divisiones del arte aparte de la pintura. 


El arte en Puerto Rico empieza desde los petroglifos al comienzo de los tainos. Imágenes talladas en las paredes de las cuevas, que son la otra representación más conocida del arte rupestre. Como menciona Erazo, M. en “Expresiones del arte puertorriqueño” Un periodo particularmente importante comienza en los años 1800 y 1900 con el descubrimiento de los artistas José Campeche y seguido por el gran Francisco Oller a quienes les siguen otros artistas los cuales colaboraron y expresaron el crecimiento de la cultura a través de la pintura. En la iglesia de San José se conserva la obra de San Telmo, una de las pinturas más antiguas del periodo colonial que ha sobrevivido.  Esta pintura mural es una de las más antiguas del periodo colonial que todavía existe, y en cierto sentido da inicio a la historia del arte puertorriqueño.

El pintor Manuel García es considerado el primero en estampar su firma sobre un lienzo, según el Dr. Osiris Delgado para luego seguirle José Campeche y Roldán quien desarrolla una brillante obra durante la segunda mitad del siglo XVIII, sin haber salido de Puerto Rico. Al paso de nuestra historia artística pasaron grandes pintores los cuales definieron nuestra cultura. En el 1751 nace uno de los primeros pintores puertorriqueños, José Campeche.  Campeche se formó como pintor en el taller familiar, copiando obras de artistas europeos los cuales se encontraban en la isla. Complementó su formación artística estudiando anatomía, dibujo y composición mediante la lectura de libros como el de Antonio Palomino, Museo pictórico y escala óptica.  Campeche fue el principal pintor en Puerto Rico durante el siglo 18 y se destacó por sus pinturas de temas religiosos, relatos de los gobernantes y familias distinguidas. Algunas de sus obras fueron: el relato del Gobernador Don Ramón de Castro (1802), La dama a caballo (1785) y San Emidgio (1785). 

Otro pintor clave en la historia del arte es Francisco Oller y Cestero nacido en el año 1883. A diferencia de Campeche, el viaja a Europa para luego estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1851. Oller viajo por segunda vez a Europa en el 1858, para continuar su formación asistiendo a la Académie Suisse donde seria guiado por un modelo, en la que los artistas podían dibujar del natural con plena libertad de expresión, y al taller del maestro académico Gleyre. A lo largo de su carrera, logra utilizar el estilo que mejor se adaptara a las necesidades del arte con relación en la realidad de la ciudadanía puertorriqueña.  La obra más conocida en la isla es “El Velorio” (1893) que actualmente se encuentra en el Museo de la Historia, Antropología y Arte de la Universidad de Puerto Rico. Esta se considera una pintura de crítica social al estar enfocando en señalar la práctica de velar el cuerpo de un niño recién muerto en medio de una fiesta donde ingieren bebidas alcohólicas, se canta y se baila, viéndose así la cultura y emociones primitivas del puertorriqueño en el siglo XX. El velorio se convirtió en un icono de la cultura puertorriqueña y será frecuentemente recreado por artistas contemporáneos. Ejemplo de la más reciente está el Homenaje a “El Velorio” (2000) en el Museo de Arte de Puerto Rico.



Cambios Históricos del siglo XIX al XX

El arte en este periodo se enfrentó cambios que conllevaban al pasar de ser una colonia
de España a una de los Estados Unidos. Los pintores de este periodo empleaban temas como el jíbaro, el campesino de la montaña, los paisajes y la velada crítica social dentro de una pintura realista y costumbrista. Los artistas puertorriqueños activos en las primeras cuatro décadas del siglo 20 pueden describirse como artistas regionales que satisfacían las necesidades de sus respectivas comunidades. Los artistas regionales más significativos en ese tiempo fueron Ramón Frade en Cayey, Miguel Pou en Ponce, Oscar Colon Delgado en Arecibo, Juan Rosado  en Puerta de Tierra y Julio Tomas Martínez en Arecibo. Para esta época también surge un nuevo grupo de mujeres artistitas como Luisina Ordóñez, María Luisa Penne de Castillo y Luisa Geigel, precursoras del grupo de mujeres artísticas reclamarían su espacio en la segunda mitad del siglo XX, entre ellas también Myrna Báez, Noemi Ruiz, Olga Albizu, María de Mater O'Neill y Anaida Hernández.


Segunda Guerra Mundial

Este periodo comienza desde 1940, arte realizada por artistas puertorriqueños luego de
la Segunda Guerra Mundial. En este tiempo hubo cambios sociales, económicos y políticos, así que luego de la guerra jóvenes artistas tuvieron la oportunidad de viajar a centros artísticos para desarrollarse profesionalmente. El suceso les brindó la oportunidad de conocer nuevos estilos que nace durante la época. Tales como, el fovismo, el cubismo, la abstracción, el surrealismo y el constructivismo. Al regreso de estos viajes los artistas se encuentran con una sociedad en transición debido a la toma de gobernación por Luis Muñoz Marín en el 1948, los nacionalistas, el ataque al congreso de los Estados Unidos, el Estado Libre Asociado promoviendo la industrialización de Puerto Rico, entre otras.


La División de Educación a la Comunidad (DIVEDCO) se funda en 1946. Irene Delano establece un taller de artes gráficas junto a su esposo el fotógrafo y director de cine Jack Delano. Artistas como, Julio Rosado del Valle, Rafael Tufiño, Lorenzo Homar, Félix Bonilla Norat, Carlos Raquel Rivera, Eduardo Vera Cortés, Antonio Maldonado, José Meléndez Contreras, José A. Torres Martinó trabajaron en DIVEDCO. El instituto de Cultura Puertorriqueña en 1955, dirigido por Ricardo Alegría estableció el taller de artes gráficas. Este taller fue dirigido por Lorenzo Homar, donde allí se formaron importantes artistas gráficos como José Alicea, Myrna Báez, y Antonio Martorell.  Artistas en la generación del 50 logran ir plasmando las trasformaciones aceleradas que sufre la sociedad puertorriqueña contemporánea. “Goyita” (1957) y “Bar la Botella” (1963) captan dos momentos contrastantes de nuestra realidad. Uno de ellos siendo la humildad reflejados en la pintura de una mujer (su madre) caminando a su destino que al fondo se aprecian las casas de la Puerta de Tierra, mientras que “Bar a la Botella” presenta un mundo de la bohemia capitalina donde se reunían los intelectuales, poetas, políticos e industriales. Básicamente, los artistas de esta época se destacan por articular plásticamente la lucha por definir la nacionalidad y la identidad cultural de Puerto Rico. Por ejemplo, la pintura del grito de Lares de Agusto Martin en 196, exalta un momento fundamental en la historia de Puerto Rico. En 1868 se trata alcanzar la independencia de la isla bajo la colonización. La exaltación de la lucha de los héroes del Grito de Lares representa una invitación a que el puertorriqueño de hoy se levante igual que lo hizo el pueblo aquella vez y luche por la independencia frente al poder colonial norteamericano.

Ya para los años sesenta los artistas puertorriqueños trabajan dentro de diferentes estilos y modos de expresión plástica que están disponibles al artista contemporáneo. Entre ellos están Augusto Marín, José R. Oliver y José Meléndez. Según Cultura y Ambiente: El Puerto Rico de Hoy (2007) por Dr. René L. Labarca Bonnet, Econ. Vicente Feliciano, Dr. Carlos M. Padín Bibiloni, Arq. Francisco Javier Rodríguez, Dra. Carmen T. Ruiz de Fischler, Dr. Ángel G. Quintero Rivera y la Profesora Ivonne Acosta Lespier: “En los años sesenta cuando los artistas incursionaron en la abstracción y en las subsiguientes décadas en los medios experimentales de las instalaciones y el arte conceptual, han surgido polémicas sobre si es que los artistas están siendo arrastrados por las influencias norteamericanas e internacionales abandonando el arte figurativo de agresivo contenido social”. 

Durante el siglo XX Ramón Frade ocupa un papel especial. Su obra “El Pan Nuestro” (1905) tiene un gran impacto en el arte puertorriqueño. La pintura presenta al jibaro puertorriqueño bajando la montaña descalza con un racimo de plátanos entre los brazos. Este representa al hombre trabajador pobre que suple alimentos a familias puertorriqueñas con el fruto de la madre tierra en esa época. Obras como El velorio de Oller, El pan Nuestro de Frade, ha servido de base para futuras generaciones de artistas puertorriqueños. En la década del 70, Rafael Montañez hizo una instalación en el Museo de Antropología Historia y Arte de la Universidad de Puerto Rico, titulada, Tableu (1951) colección Dr. Cesar Laborde, que causó revuelo y consternación en la comunidad universitaria y cultural. El 1963 instala Matress colección Museo de Arte Moderno de Nueva York, como tema destaca este objeto como símbolo de pobreza que el emigrante puertorriqueño encuentra a su llegada a la gran urbe en donde esperaba encontrar un paraíso de oportunidades para él y su familia. “Mattresses” abandonados en los lotes llenos de basura y escombros neoyorquinos son testigos de un nuevo desarraigo cultural.  Como mencionan el Dr. René L. Labarca Bonnet, Econ. Vicente Feliciano, Dr. Carlos M. Padín Bibiloni, Arq. Francisco Javier Rodríguez, Dra. Carmen T. Ruiz de Fischler, Dr. Ángel G. Quintero Rivera y la Profesora Ivonne Acosta Lespier en Cultura y Ambiente: El Puerto Rico de Hoy: “La figuración expresionista tiene un papel muy importante en el arte puertorriqueño. Francisco Rodón ha realizado una obra cargada de significados a través de los personajes por él retratados. El Retrato de Luis Muñoz Marín, 1975, colección Luis Muñoz Marín, es un excelente ejemplo de la capacidad del artista de presentar a esta figura histórica de trascendental importancia que dominó y forjó durante cuarenta años el Puerto Rico que hoy vivimos. No es un retrato oficial de encargo sino un retrato que refleja la tristeza del patriarca que ve venir su muerte cercana y su obra aún no ha terminado. Recoge con significativa sinceridad el momento histórico en que aún se embarca Puerto Rico, colonia de los Estados Unidos sin poder completar su desarrollo histórico ya sea por la culminación del Estado Libre Asociado, la Estadidad o la Independencia nacional”. La mayoría de las obras puertorriqueñas se basan en acontecimientos históricos o personas influentes en nuestra cultura.

El arte ahora

Se podría decir que hoy en día el arte es liberal, con relación a la creatividad y la forma de expresarse el artista. No siendo la excepción los artistas de esta nueva generación usan problemas de la sociales, culturales, emocionales y políticos, para la creación de muchas de sus obras.  Algunos de los artistas más conocidos son Rafael Rivera Rosa “Tu mundo al Revés” (2011), “Legislando en Puerto Rico”. (2010). Entre otros, Antonio Martorell (1939), Josean Ramos y la lista sigue. Además del arte tradicional hoy se puede apreciar más el arte urbano, murales, cerras y edificios pintados por artistas creativos.

En conclusión, el arte en Puerto Rico es y seguirá siendo parte fundamental en la en historia del país y la sociedad.  La manera del puertorriqueño expresar sus sentimientos y opiniones es única. Tenemos una manera peculiar de defender nuestros derechos por medio del arte, como también honrar aquellos que alguna vez lo hicieron por nosotros. Creo que el arte se debe fomentar más a menudo y desde niños. Seguir haciendo del arte algo que podamos compartir con el mundo.



Referencia:
Museo de Arte de Puerto rico: Directorio de Artistas:
http://www.mapr.org/es/museo/proa/artista/rivera-rosa-rafael
https://www.mapfre.pr/seguros-pr/images/cultura-y-ambiente_tcm1084-172224.pdf